Nader y Simin, una Separación (Jodaeiye Nader az Simin)

Ficha en FilmAffinity.

Creo que esta ha sido una de las películas más exóticas que he visto últimamente, de la que he podido disfrutar gracias al Cineclub de Alcalá al módico precio de 1€. Si bien las películas que traen no siempre son sinónimo de entretenimiento (todavía me duele alguna que otra película con la que perdí dos horas de mi vida), otras te permite descubrir buenas obras, como la que nos ocupa.

Nader y Simin, una Separación, nos presenta a un matrimonio iraní que quiere separarse. La mujer, que es profesora, quiere mudarse al extranjero, pero el marido tiene que cuidar de su padre, que está enfermo y apenas puede valerse por sí mismo, por lo que no acepta marcharse. En este punto muerto comienza la película, con el matrimonio en el juzgado declarando ante el responsable que tiene que valorar la posibilidad de divorcio y la custodia de su hija.

Como el marido tiene que trabajar y la mujer se va a casa de sus padres, contratan a una mujer para que cuide del padre. Este no es más que el principio de la película, a través de la cual podremos acceder a un pequeño esbozo de la vida en la sociedad iraní, con sus costumbres, la fuerte presencia religiosa, que lleva a todas las mujeres de cualquier edad a llevar velo, o a plantearse cómo actuar ante una determinada situación de manera que no incurran en una ofensa a su fe. Asistiremos también a disputas relacionadas con insultos al honor, mentiras, descuidos... todas ellas aportando más tensión al conjunto final.

A nivel técnico la película es muy correcta, y a pesar de que estamos hablando de dos horas de metraje en un idioma al que no estoy en absoluto acostumbrado a ver cine, no se me hizo pesada, gracias a un buen sentido del ritmo y a un sólido guión. La historia, que parte como un drama humano, tiene toques de intriga y momentos donde se respira una gran tensión, gracias al buen hacer de Farhadi, que es a su vez guionista y director y que sabe dosificar excelentemente el ritmo de la película. Todos los personajes están bien retratados y desarrollados, son creíbles y todas las actuaciones son estupendas y naturales, realmente parece que uno está viendo un pedazo de realidad a través de una mirilla. Se agradece también que prácticamente no hay escenas vacías, casi cualquier momento aporta desarrollo al conjunto, aunque parezca una tontería.

La película abarca muchos temas y muy variados desde este punto de partida, pero no agita el estandarte de ninguna postura, simplemente se limita a narrar los hechos y a contar cómo van afectando a la vida de los protagonistas. Estas vidas reflejan en el fondo el conflicto de Irán y su futuro, cómo debe actuar una sociedad regida por una teocracia como la suya pero adaptada al mundo moderno, pero es el espectador el que sacará las conclusiones que quiera. Maravillosa en ese sentido la escena final, un soberbio cierre a la película.

Estamos por tanto ante una cinta muy notable en todos los sentidos, lo que le ha valido gran cantidad de premios y menciones en numerosos certámenes de cine, como por ejemplo, por citar algunos, el Festival de Berlín (ganadora a mejor película, actor y actriz), el Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa y un par de nominaciones al Oscar en las categorías de mejor película de habla no inglesa y mejor guión original. Soy consciente de que muchas veces los premios no se corresponden luego con la realidad, pero en este caso me parece una película merecedora de ellos, o al menos, de la nominación. Si queréis ver algo diferente es totalmente recomendable, a mi me ha parecido de lo mejorcito que he visto en cine últimamente, sin contar cine clásico.