Chihayafuru

Ficha en MAL.

Chihayafuru se estrenó en la pasada temporada de otoño, y ha contado al final con un total de 25 episodios, producidos por el conocido estudio Madhouse. La protagonista es Chihaya, una estudiante de instituto cuyo mayor sueño hasta la fecha ha sido que su hermana se convierta en la modelo más popular de Japón. Pero un día conoce a Arata, un chico bastante callado de su clase y que tiene una extraordinaria pasión por un juego de cartas tradicional japonés (uta-garuta). Quiere convertirse en el mejor jugador de Japón, y contagiará esa ilusión por el juego a Chihaya.

Propuesta así la serie y habida cuenta de que el mejor amigo de Chihaya está colado por ella desde que eran niños, esta parece una clara apuesta sobre un triángulo amoroso adolescente con el telón de fondo del juego de cartas, algo exótico pero en definitiva más de lo mismo. Nada más lejos de la realidad.

En los 25 capítulos de esta serie, Chihayafuru tiende sorprendentemente más al shônen que al shôjo. A los valores de esfuerzo, amistad, compañerismo y afán de superación que a plantear una historia romántica entre los protagonistas. En definitiva, a todos aquellos valores y en las formas narrativas más propias de una serie como Hikaru no Go (por aquello de la temática exótica también) que otras como cualquier shôjo de instituto similar. Uno siempre tenía la sensación de que en cualquier momento todo el tema de las cartas se vería aparcado para plantear el conflicto romántico, y aunque hay algunas escenas que parecen apuntar en esa dirección, no son más que detalles aislados. en el conjunto global. Y no digo que hubiera estado mal, solo que me ha resultado sorprendente que tomase esta dirección, ya que me esperaba la otra.

Chihaya no estará sola en su objetivo. Su amigo de la infancia Taichi la acompañará y formarán un grupo con el que practicar y participar en torneos. La mecánica de este grupo, la dinámica de personajes, es de los puntos principales de la serie también. Uno de los pilares de la serie es la amistad, y nada mejor para desarrollar esto que el grupo que montan para jugar, ver cómo se conocen y se van ayudando y complementando, cómo su relación va creciendo a lo largo del tiempo. Para ello es importante que los personajes sean interesantes, y lo son: el quinteto principal es bastante carismático, cada uno en su estilo, se les coge cariño y proporcionarán buenos momentos a lo largo de la serie. Y a destacar Chihaya, un auténtico torbellino que le aporta un dinamismo y una calidez a la serie impagables, un personaje totalmente entrañable.

Y otra de las grandes protagonistas de la serie, más allá de Chihaya o sus locuras, son las cartas. A través de la serie uno puede notar el cariño y el respeto con el que se presenta este juego, el esfuerzo de horas y horas de prácticas y partidas necesarias para alcanzar un nivel respetable y que va más allá del mero nivel de aficionado, y el deseo de ser siempre mejor, de querer ganar y alcanzar tu objetivo. Las partidas que se presencian en la serie son dinámicas y entretenidas, a pesar de no conocer su mecánica. Esta no es muy difícil, y tras explicar rápidamente en qué consiste el juego, de vez en cuando podremos escuchar alguna estrategia a seguir, pero sin apabullar. Sin embargo, las partidas sirven fundamentalmente para desarrollar a los personajes, tanto en sus victorias como en las derrotas, mientras intentan acercarse a sus respectivos objetivos, ya sea subir de nivel o en el caso de Chihaya, convertirse en la mejor jugadora del país (Queen). Del resto de personajes que van apareciendo en las partidas hay de todo, más carismáticos (como la actual Queen) o menos, y se nos presentan jugadores honorables y otros que se ajustan al límite de las reglas para ganar.

El apartado técnico también es destacable. Madhouse presenta aquí un buen trabajo, con una animación de buen nivel en casi todo momento y una paleta de colores agradable. El diseño de personajes también lo es, y la música está a buen nivel, destacando también tanto la canción de inicio como de fin de episodio. Quizá pueda haber algún momento en que aparece alguna cara más rara e irreconocible, pero estas ocasiones no son tantas y no empañan en buen hacer general a lo largo de los 25 episodios.

Chihayafuru es una serie tremendamente entretenida y amena de ver, agradable y bien realizada, y que mezcla bien la tensión de las partidas con el humor en momentos más relajados. Además mantiene un nivel prácticamente constante en toda su extensión, y si bien no presenta ningún episodio que me haya resultado realmente memorable, todos y cada uno de ellos son altamente disfrutables, lo que tiene mucho mérito. Para mi ha sido el mejor estreno de la pasada temporada de otoño, y estoy deseando que se hagan más capítulos, ya que el manga sigue y como podréis imaginaros, la historia queda completamente en el aire.