Nueva película para reseñar dentro del ciclo de cine Miradas de Oriente: en esta ocasión os traigo la película que representa a la India, La Boda del Monzón, de Mira Nair. Aunque es una coproducción de varios países, me decidí por incluirla por ser la directora india, así como centrar la acción en Nueva Delhi y por el punto de partida de la historia.
Esta nos sitúa en el seno de una familia de la capital india mientras se prepara la boda de una de las hijas del cabeza de familia. La boda es concertada y ella todavía no conoce a su futuro marido, que tiene que llegar de Estados Unidos. Sin embargo la chica es la amante de un presentador de televisión, y aunque acepta el compromiso no tiene claro qué hacer. Y todo se irá complicando cada vez más cuando vayan llegando más y más invitados a la boda desde distintas partes del mundo.
Para contrarrestar el drama histórico de la primera película y la ensalada de tortazos de la segunda, nada mejor que una comedia romántica. No soy muy fan del género, sinceramente, pero me parecía interesante ver cómo tratan el tema de los matrimonios concertados y acercarme de una manera amable al cine de un país totalmente desconocido para mi.
En ese sentido, hay que decir que en La Boda del Monzón no se puede esperar un tratamiento excesivamente serio o riguroso del tema de los matrimonios concertados, ya que al final no deja de ser una comedia romántica; o así la catalogan, aunque yo la dejaría más bien en película romántica o drama familiar, porque si bien es una película en líneas generales agradable, tiene algún punto oscuro que otro, y de comedia no me dio la sensación de que hubiera demasiadas cosas.
La historia comienza bastante bien, retratando en sus primeras escenas el absoluto caos que todo el mundo dice que es la India, y lo consigue simplemente en el jardín de la casa. Las escenas de los preparativos de la boda, las voces, las discusiones, el continuo movimiento de un lado para otro realmente consigue transmitir un poco todo el ajetreo y efervescencia de este exótico país. Además es interesante encontrarse con algunos apuntes que reflejan el choque cultural, puesto que muchos de los invitados vienen de Australia o Estados Unidos, y que sirven además para mostrar la diáspora del pueblo indio, en cierta medida.
El choque cultural no es lo único que se nos presenta al principio, ya que también podemos ver algunas pinceladas que nos reflejarán un cambio generacional, que se manifiesta en la escena del programa de televisión, que sirve además para introducir más personajes y conocer el que parecía el punto principal de la película: ¿matrimonio concertado, y por tanto seguir con las tradiciones, o rechazar esta convención y seguir con la relación que se empezó de manera voluntaria? Y digo que parecía, puesto que al final no deja de ser uno de los temas que se tratan en la película, y es que hay tantos personajes y tantas historias que contar que al final da la sensación de que intenta abarcar demasiado. Por ese mismo motivo la película tarda un tanto en arrancar, pero afortunadamente no llega a resentirse mucho en cuanto a ritmo.
Y ahora ya sí, una vez que tenemos todas las historias sobre la mesa, vemos que La Boda del Monzón no es únicamente una película sobre matrimonios concertados. Casi todas las historias planteadas en la película son de corte romántico, sobre distintas relaciones y circunstancias, aunque hay alguna con un punto más oscuro y que fue mi preferida, por encima de la trama principal. Me refiero a la historia de Ria, la hermana de la novia, que sigue soltera y tiene que aguantar los clásicos comentarios familiares, y además revivir cierto episodio bastante doloroso de su pasado con la visita de uno de los invitados.
Otras de las historias en cambio son bastante prescindibles y dan sensación de relleno. Al igual que puede pasar con otras películas de historias cruzadas, creo que la película sufre de precipitar acontecimientos de manera un tanto rápida o abrupta en ocasiones, puesto que tiene que avanzar en demasiados frentes en el reducido espacio de una película; además, el interés de estas historias es bastante dispar, lo que resiente un tanto el conjunto, y echo un poco en falta que se moje un poco más en algunos temas, como lo que comentaba del propio matrimonio concertado, resuelto de una manera un tanto facilona.
Pero los puntos a favor son más de más peso que los negativos. Visualmente la película es muy interesante, tal y como esperaba de un país como la India. Aprovecha muy bien el uso de colores e iluminación en unos entornos muy limitados, en los que prácticamente solo encontraremos algunas habitaciones y el jardín, salvo excepciones, pero que ganan mucho con la decoración y la ambientación para la boda. Y de vez en cuando nos regala algunas tomas fabulosas como la vista de la ciudad desde el tejado de la casa de uno de los personajes.
La banda sonora tiene una marcada presencia folclórica india, hay mucha música, muchos cantos y mucho baile, aunque no van en la línea de esas famosas coreografías de Bollywood. En general la ambientación me pareció muy conseguida, tanto en la parte de escenarios como en la sensación de caos y cierto choque cultural (en este caso para el espectador), aunque tampoco se han pasado mucho en ese aspecto.
La banda sonora tiene una marcada presencia folclórica india, hay mucha música, muchos cantos y mucho baile, aunque no van en la línea de esas famosas coreografías de Bollywood. En general la ambientación me pareció muy conseguida, tanto en la parte de escenarios como en la sensación de caos y cierto choque cultural (en este caso para el espectador), aunque tampoco se han pasado mucho en ese aspecto.
Los personajes por su parte están bastante bien interpretados, en líneas generales. Unas actuaciones notables y algunas en concreto bastante destacables, como la de Shefali Shetty en el papel de Ria, y la de Naseeruddin Shah como Lalit, el padre de la novia y de Ria. Sensacionales los dos, unas interpretaciones muy convincentes y naturales y que para mi destacan sobre el resto, incluso sobre la propia novia, Aditi (Vasundhara Das), que no lo hace mal, pero se ve algo eclipsada por otras historias e interpretaciones.
En estos personajes, en sus relaciones entre ellos ya sea en tono romántico o familiar, en los actos de sacrificio y perdón, está el punto fuerte de esta película. Tiene sus fallos y no va a descubrir nada nuevo, pero en general es una historia amable para una tarde de fin de semana, una película que no hace daño y que te deja con buen cuerpo.
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