Mary and Max

Mary and Max es el primer largometraje de Adam Elliot. Igual por el nombre a muchos no os suena (yo no lo conocía, sin ir más lejos), pero este australiano se llevó el Oscar en 2003 al mejor cortometraje de animación por Harvie Krumpet. Con este corto dio a conocer de manera más global su animación basada en stop-motion con plastilina, estilo que no ha dejado desde que lanzó sus primeros cortos: Uncle, Cousin y Brother, basados en su familia.

Al igual que en su anterior trabajo, Elliot nos presenta aquí a nuevos personajes bastante peculiares, socialmente hablando. Mary es una niña australiana de 8 años que recibe muy poco cuidado y atención de su madre alcohólica, y tampoco tiene amigos, recibiendo constantes burlas por parte de los demás niños. 

Para salir de su monótona vida, Mary decide escribirle una carta a un desconocido de Nueva York. De esta manera y por pura casualidad, el receptor de la carta es Max, un judío obeso de mediana edad que vive en Nueva York y tiene Asperger. 

Esta película me pasó completamente desapercibida en su momento, y fue gracias a las recomendaciones de varios de vosotros que le eché un vistazo. Y por ello debo estar agradecido, ya que me ha parecido una película preciosa.

Desde el inicio captó mi atención, y es que uno no está muy acostumbrado a estas alturas a ver animación de stop-motion de plastilina, salvo quizás Wallace y Gromit. Aunque me gusta muchísimo la animación por ordenador y también la tradicional, me encanta ver también que hay gente que se atreve con cosas diferentes, como en esta película. El diseño de los personajes es bastante agradable a pesar de su aparente fealdad, la animación está muy trabajada y el color refleja muy bien los mundos de estos personajes. El trabajo de los actores de doblaje también es para destacar, contando con actores de renombre como Philip Seymour Hoffman, Toni Collette o Eric Bana.

En cuanto a la historia, es una de esas películas cálidas que conectan fácilmente con el espectador, gracias a sus buenos personajes y el desarrollo de su historia. Lo importante en una película, vaya. Mary es una niña adorable, y ante la rocambolesca situación personal que está viviendo, uno rápidamente se pone en su piel, porque quien más quien menos y salvando las distancias, todos nos hemos visto desplazados o nos hemos sentido solos en determinados momentos de nuestra vida.

Por su parte, Max lleva una vida bastante peculiar también. Al igual que Mary es una persona solitaria, pero a diferencia de ella se podría decir que por voluntad propia, debido a su condición, tanto física como mental. También es muy sencillo empatizar con él, si bien no porque nos sintamos directamente identificados, sí porque es la clásica persona que despierta el lado bueno de todo ser humano con un mínimo de empatía por sus semejantes.

Ambos forman una extraña pareja ciertamente entrañable, y resulta muy interesante ver la evolución de su amistad y de sus personajes a través de las sucesivas cartas que se van enviando, donde se cuentan los hitos más importantes de su vida, realizando un retrato de lo más completo sobre la amistad y de la soledad. La soledad es uno de los miedos latentes del ser humano, y en la película está muy bien reflejada, siendo el motor que impulsa a los dos personajes a dar un paso al frente en sus vidas, lo que les impulsa a buscar contacto con otro ser humano para sentirse más completos.

Mary and Max tiene un ritmo muy bueno, y va alternando situaciones cómicas (con algunos toques de humor negro muy buenos) con otros momentos más dramáticos. Y cuando digo dramáticos, son dramáticos de verdad, aunque sin caer en un melodrama barato. Uno está tan metido en los personajes, que va sufriendo con ellos según ve cómo se desarrollan algunos aspectos de su vida, planteando además situaciones muy realistas, por lo que es fácil implicarse.

Es una historia entrañable y agradable, que logra sacarte la sonrisa pero también la lagrimilla en determinados momentos. Una historia que toca varios puntos sobre las relaciones humanas de gran interés y que no son ajenos a nadie, como la soledad, la amistad o la depresión, y lo hace de una forma exquisita a través de estos dos personajes. 

Es técnicamente impecable, original en su ejecución y con una muy buena banda sonora, muy acertada para las distintas situaciones y con temas pegadizos y emotivos. En definitiva, es una película totalmente recomendable, una buena opción para todos aquellos que buscan algo de cine diferente y de calidad.