Eva es la primera película de Kike Maíllo, que hasta ahora había presentado un par de cortos y una serie de televisión, y también es un buen ejemplo de que otro tipo de cine es posible en España. Debo reconocer que tengo ciertas reticencias al cine patrio. Pero estas no son por su origen, sino por lo que ofrecen, y es que llega un momento en que solo ves propuestas sobre la Guerra Civil, o alguna comedia romántica con muchas fiestas y escenas subiditas de tono.
Eva nos propone algo diferente, una historia de ciencia-ficción en la que en un futuro cercano, los humanos viven acompañados de robots, tanto humanoides como con forma animal. Alex, un ingeniero brillante, es contratado para intentar dar vida a un niño robot.
Lo primero que llama la atención es el entorno en que se rueda la película: un paraje completamente nevado, situando la historia en una ciudad ficticia. El rol de los personajes queda claramente establecido desde el principio, y tenemos un triángulo amoroso quizá introducido demasiado rápido. Esto no me acabó de convencer y empezaron a sonar las alarmas de que esto podía acabar degenerando bastante, pero no, todo lo contrario. Mirando la película en perspectiva no son malas escenas, y siempre se va aportando información y construyendo la historia principal, poco a poco pero sin pausa.
La película no innova ni pretende reinventar la rueda en el mundo de la inteligencia artificial, ya que la idea de la autoconciencia de un organismo creado por ceros y unos ya ha sido tratada muchas veces. Pero no importa, lo sabe y no pretende creerse que es lo que está proponiendo. Me recuerda en muchos momentos a Inteligencia Artificial, de Spielberg, pero mientras la otra se perdía en un metraje demasiado extenso y con cosas que no aportaban mucho, en Eva todo está muy bien pensado y la historia se va desarrollando con paso firme, explicando cosas sobre la inteligencia artificial, planteando alguna idea para ir dándole vueltas a la cabeza, y explicando poco a poco el presente y el pasado del triángulo amoroso. En definitiva, avanzando todas las líneas argumentales a la vez, entretejiéndolas con buen pulso narrativo.
Los actores están bastante bien, y además de los protagonistas, todos ellos bastante correctos, me gustó también el papel de Lluís Homar como Max, un encantador robot personal puesto por la universidad para acompañar y cuidar de Alex. El apartado técnico, que es bastante importante dado el tipo de historia que se plantea, cumple con creces también. El movimiento de los robots es bastante fluido y natural, quedando unos robots muy majos, como el robot-gato, y la banda sonora acompaña bastante bien a la historia.
Eva es en definitiva una propuesta interesante y diferente dentro del cine español. Y además, como película en sí, sin etiquetarla con una banderita de su país de origen, me parece una historia bastante bien llevada e interpretada, con un poso filosófico nada novedoso pero interesante, con unos personajes a los que se les acaba cogiendo cariño, y técnicamente bien rodada. A mi por lo menos me terminó conquistando su historia, y me encantaría ver más propuestas de este tipo.
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