
Hace poco terminé de leer Cuentos de un Soñador, escrito por Lord Dunsany en 1910, y que es un libro que se considera inspiró a múltiples escritores que alcanzaron la fama posteriormente, como J.R.R. Tolkien o H.P. Lovecraft. El libro es una recopilación de relatos, centrados todos en la temática fantástica aunque más bien en clave de misterio y exotismo antes que lo que se dio luego a conocer como espada y brujería. Este libro tenía ganas de leerlo dada la condición de clásico que tiene, y el peso que se le atribuye en el posterior desarrollo de la literatura fantástica.
Hay que empezar diciendo que no es un libro fácil. Han pasado más de 100 años desde que fue publicado, y ese siglo se puede palpar en sus páginas, en el estilo narrativo y el lenguaje que utiliza. En mi caso lo leí en inglés en lo que ahora considero que fue una decisión errónea, puesto que le añade un plus de dificultad al encontrarse numerosas expresiones arcaicas y ralentizar el ritmo de lectura. Además, el paso de este sigo hace que algunos elementos que por aquel entonces podían ser aterradores, exóticos o sugerentes ahora no lo son, y esto es algo que también se nota en algunos pasajes del libro.
El ritmo de lectura y de los relatos es bastante lento. Las detalladas descripciones de Lord Dunsany se comportan como un arma de doble filo, añadiendo riqueza a las historias, que describe con un vocabulario detalladísimo y variado, y a la vez requiriendo un esfuerzo extra del lector, ya que posiblemente no estamos acostumbrados (como media) a leer algo así. Así pues, tenemos por tanto una gran calidad literaria en cuanto a la composición del texto se requiere, pero ese ritmo puede jugar en contra del disfrute si la historia en particular es particularmente larga, al carecer también en muchos casos de elementos climáticos en distintas partes del relato.
Afortunadamente no es el caso predominante. Generalmente las historias del libro no superan las 6 páginas salvo en un par de excepciones, de manera que el ritmo lento de lectura se compensa con una rápida conclusión a la historia. Lógicamente al tener una recopilación de más de 15 relatos, los hay mejores y peores. La impresión general es de estar leyendo un relato puramente contemplativo, donde somos transportados a un lugar exótico y diferente, y donde realmente no tiene porqué pasar nada especialmente relevante. Esto funciona mejor en unos casos que en otros, pero me gustaron especialmente los relatos cortos, donde se sugería algo pero no se profundizaba demasiado, o donde se muestra en pocas páginas una sugerente pesadilla o lugar remoto.
Entre los favoritos, me quedo con Donde Suben y Bajan las Mareas y El Pobre Viejo Bill. El primero es un fascinante relato de lo que parece ser una maldición, y consigue transmitir la desazón del que sufre tan cruel destino. La segunda es la clásica historia de taberna contada por marineros, pero que consigue sumergir muy bien al lector en su mundo, logrando que sintamos que somos parte de la audiencia que está escuchando la historia. El que menos me gustó fue precisamente el más largo de todos (Días de Ocio en el País de Yann) posiblemente por lo que comentaba antes. Creo que el autor se extiende demasiado en descripciones y no tenía la sensación de avanzar nada. El resto de las historias no están mal, son en general entretenidas. Hay que tener en cuenta que estos relatos se alejan sustancialmente de los estándares de la fantasía moderna, ya que no hay batallas, dragones, y complejas tramas palaciegas, sino que la sensación más bien es la de explorar un mundo lejano y místico, visto a través de un pequeño cristal borroso.
Cuentos de un Soñador es un interesante libro para indagar un poco en los orígenes de la fantasía moderna que nacería algunas décadas después, aunque desde luego no es un libro para empezar a leer sobre este género. Si bien aparece en varias listas de fundamentales de fantasía, personalmente opino que es mejor tener un buen bagaje de libros fantásticos a las espaldas antes de embarcarse en este, puesto que va a requerir de cierto esfuerzo. Si este esfuerzo se verá recompensado o no dependerá de lo que cada uno espere encontrar en él: si se va con la mentalidad del siglo XXI, posiblemente lo encuentre decepcionante, pero si lo mira con los ojos de un ser humano de principios del siglo pasado, lejos de la globalización actual y las tendencias narrativas en cuanto a acción y tramas enrevesadas, posiblemente encuentre algo que por lo menos, es curioso y diferente.