Ayer tocaba reseña de película cutre, pero nuevamente no he podido cumplir el plazo y la subo con un día de retraso. En esta ocasión, la excusa fue ir al cine a ver "Man of Steel", la reinvención cinematográfica de Superman. La semana que viene os hablaré de ella tranquilamente. Hoy, abro El Baúl Mohoso para traeros una cinta de ciencia-ficción ochentera: Space Mutiny.
En ella se nos presenta una nave espacial cuya misión es colonizar un planeta lejano. Para ello, la gente tiene que vivir durante generaciones en la nave, hasta alcanzar su destino. Sin embargo, hay gente que no está dispuesta a pasar más tiempo en la nave, y organiza un motín con el objetivo de descender en algún planeta cercano y empezar una nueva vida.
El póster de la película no le hace tanta justicia cómo sí lo consigue la carátula de VHS para alquiler. La edad dorada de los videoclubs, sin duda alguna. Space Mutiny es hija de su tiempo, o mejor dicho, encarna completamente a su tiempo, y así, traslada a los años 80 al espacio, música, guateques y hombreras.
Debo decir que me sorprendió el comienzo de la película, con unas batallas espaciales que, para los años 80 y la película que estamos considerando no estaban nada mal. Se notaba la falta de medios, pero no desmerece nada en absoluto y parecían hasta resultonas. Lo que en ese momento empezó con cierto aire de esperanza ante la posibilidad de que esta película no fuera tan mala (al menos en el apartado técnico), se desvaneció cuando leí que todas las escenas de batallas espaciales están tomadas (sí sí, tomadas tal cual) de la serie clásica de Galactica. Ahí, sin pudor ninguno, y toda una declaración de intenciones.
El punto de partida de la historia no está mal, y podría haber dado para una película decente. Estar aislado en el espacio durante tanto tiempo seguro que acarrea algún que otro transtorno, y es algo en lo que se está estudiando hoy día incluso. Sin embargo, aquí una vez planteado el plan de los malos aparece algún que otro agujero argumental importante, y la parte psicológica se deja totalmente de lado en favor de una sucesión de escenas de acción y tiroteos con pistolas láser donde veremos al héroe en acción.
El hilado de estas escenas por momentos resulta francamente bochornoso. Tenemos a algún secundario que descubre el plan y no se le ocurre otra cosa que comunicarlo por vídeo en lugar de ir en persona; tenemos malos que entran armados en salas sin que nadie repare en ellos; personajes de relleno que están ahí para ser matados sin ningún pudor, asumiéndolo sin problemas ya que ni se giran ni sorprenden cuando matan al compañero de al lado; un cuerpo de élite militar que no acierta a matar a los buenos en un tiroteo ni aunque tengan una ventaja de 10 a 1... Y un bonus especial para las como-se-llamen que no hacen más que juguetear con las bolas de plasma.
Pero si las escenas de acción están resueltas de manera un tanto cutre, el escaso desarrollo de personajes ni os digo cómo está. El protagonista, Dave Rider (Reb Brown), es un hipermusculado piloto guaperas que llega a la nave nodriza sufriendo un accidente, en lo que es el primer sabotaje de los rebeldes. Evidentemente será el héroe de la cinta, acompañado por la Doctora Lea Jansen (Cisse Cameron), hija del comandante de la nave. Solo os diré que la pareja protagonista empieza con mal pie, para variar, teniendo alguna que otra escena bastante lamentable al respecto (como la del invernadero), pero luego congeniarán en una discoteca que hay en la nave (¿?). A partir de ahí, ya podéis seguir vosotros. Al menos es de agradecer que la Doctora Jansen tenga determinación y valor y no se conforme con ser la dama en apuros.
En ella se nos presenta una nave espacial cuya misión es colonizar un planeta lejano. Para ello, la gente tiene que vivir durante generaciones en la nave, hasta alcanzar su destino. Sin embargo, hay gente que no está dispuesta a pasar más tiempo en la nave, y organiza un motín con el objetivo de descender en algún planeta cercano y empezar una nueva vida.
El póster de la película no le hace tanta justicia cómo sí lo consigue la carátula de VHS para alquiler. La edad dorada de los videoclubs, sin duda alguna. Space Mutiny es hija de su tiempo, o mejor dicho, encarna completamente a su tiempo, y así, traslada a los años 80 al espacio, música, guateques y hombreras.
Debo decir que me sorprendió el comienzo de la película, con unas batallas espaciales que, para los años 80 y la película que estamos considerando no estaban nada mal. Se notaba la falta de medios, pero no desmerece nada en absoluto y parecían hasta resultonas. Lo que en ese momento empezó con cierto aire de esperanza ante la posibilidad de que esta película no fuera tan mala (al menos en el apartado técnico), se desvaneció cuando leí que todas las escenas de batallas espaciales están tomadas (sí sí, tomadas tal cual) de la serie clásica de Galactica. Ahí, sin pudor ninguno, y toda una declaración de intenciones.
El punto de partida de la historia no está mal, y podría haber dado para una película decente. Estar aislado en el espacio durante tanto tiempo seguro que acarrea algún que otro transtorno, y es algo en lo que se está estudiando hoy día incluso. Sin embargo, aquí una vez planteado el plan de los malos aparece algún que otro agujero argumental importante, y la parte psicológica se deja totalmente de lado en favor de una sucesión de escenas de acción y tiroteos con pistolas láser donde veremos al héroe en acción.
La sala de control de la nave, con sus azafatas
El hilado de estas escenas por momentos resulta francamente bochornoso. Tenemos a algún secundario que descubre el plan y no se le ocurre otra cosa que comunicarlo por vídeo en lugar de ir en persona; tenemos malos que entran armados en salas sin que nadie repare en ellos; personajes de relleno que están ahí para ser matados sin ningún pudor, asumiéndolo sin problemas ya que ni se giran ni sorprenden cuando matan al compañero de al lado; un cuerpo de élite militar que no acierta a matar a los buenos en un tiroteo ni aunque tengan una ventaja de 10 a 1... Y un bonus especial para las como-se-llamen que no hacen más que juguetear con las bolas de plasma.
¡Fiesta, fiesta!
Pero si las escenas de acción están resueltas de manera un tanto cutre, el escaso desarrollo de personajes ni os digo cómo está. El protagonista, Dave Rider (Reb Brown), es un hipermusculado piloto guaperas que llega a la nave nodriza sufriendo un accidente, en lo que es el primer sabotaje de los rebeldes. Evidentemente será el héroe de la cinta, acompañado por la Doctora Lea Jansen (Cisse Cameron), hija del comandante de la nave. Solo os diré que la pareja protagonista empieza con mal pie, para variar, teniendo alguna que otra escena bastante lamentable al respecto (como la del invernadero), pero luego congeniarán en una discoteca que hay en la nave (¿?). A partir de ahí, ya podéis seguir vosotros. Al menos es de agradecer que la Doctora Jansen tenga determinación y valor y no se conforme con ser la dama en apuros.
La pareja protagonista, sacada directamente de un videoclip de la época
A lo cutre de las escenas de acción y los personajes habría que sumarle la ambientación. Tenemos salas de máquinas que son claramente almacenes con sus ventanas, donde uno aprecia la luz del sol; hay persecuciones de coches que parecen sacados de una mala feria de barrio, mobiliario de casa de alquiler y ordenadores último modelo para llevar una nave espacial que funcionan con discos de 5 1/4. Además, en este futuro las hombreras han triunfado y han sometido a la humanidad. Si no, no se explica el diseño de los trajes. Sin contar por supuesto el toque marcadamente machista del vestuario femenino, con unos extraños trajes-bañador sin ningún sentido práctico, más allá del habitual "enseñar piernas", con alguna que otra escena de fanservice bastante ridícula. Una época muy oscura esta, es aterrador pensar que si los 80 hubieran durado siglos, así sería el futuro.
Lo rojo no es decoración, sale del lanzarayos junto con el fuego, aunque no sea en el mismo ángulo
A su favor, como suele pasar con este tipo de películas, varias cosas, aunque no fuese la intención original. Por un lado su duración, hora y media, por lo que no llega a hacerse pesada. Por otro, algunos detalles altamente hilarantes: ese villano de opereta con su correspondiente "muahahaha", las persecuciones de coches de choques por la nave (y sí, lo digo en plural, ¡hay más de una!), cosas que explotan, peleas cuerpo a cuerpo que parecen coreografiadas a cámara lenta en algunos momentos, masillas enmascarados, una banda sonora que parece un MIDI corrupto, más cosas que explotan o la emoción de detectar a los dobles en algunas escenas.
Es una película rematadamente mala, pero con la que uno puede soltar un par de carcajadas si sabe lo que está viendo. Toda una muestra de cine ochentero cutre, y máximo exponente de aquellos rincones oscuros de los videoclubs de la época. Para nostálgicos y que tengan cierto gusto por este tipo de cine, puede valer para echarse unas risas.
Ficha en FilmAffinity.
¡Wiiiiii...!
Es una película rematadamente mala, pero con la que uno puede soltar un par de carcajadas si sabe lo que está viendo. Toda una muestra de cine ochentero cutre, y máximo exponente de aquellos rincones oscuros de los videoclubs de la época. Para nostálgicos y que tengan cierto gusto por este tipo de cine, puede valer para echarse unas risas.
Ficha en FilmAffinity.