Tengen Toppa Gurren Lagann es una serie producida por el archiconocido estudio Gainax (Evangelion, Karekano, FLCL o la reciente adaptación de Medaka Box), y emitida durante el año 2007, contando con un total de 27 episodios. Existe también una adaptación manga que comenzó a publicarse casi a la par; sigue abierta y está licenciada en España por Panini, y en lo que respecta al anime, posteriormente surgieron algunas OVAs con historias paralelas y dos películas que resumen toda la serie e incorporar algunas escenas nuevas. Ya conocemos a Gainax, ¿verdad? Las películas las tiene licenciadas Selecta Visión y las lanzará próximamente.
La serie nos sitúa en el futuro, donde lo que queda de la humanidad vive en diferentes aldeas bajo tierra, y pocos creen ya que existe algo por encima de las cuevas. En una de estas aldeas vive Simon el Excavador, un chico que se dedica a taladrar el suelo para intentar hacer el espacio de la cueva más grande, para acoger a más gente. Un día Simon se junta con Kamina, que tiene la intención de escapar de la aldea y llegar hasta la superficie.
Cuando comencé a ver la serie de televisión, después de años y años de posponerla, y tras ver los primeros dos o tres episodios, he de admitir que no estaba muy convencido; el estilo de animación lo encontraba algo raro (aunque terminó gustándome bastante), y había algún bajón de calidad ya en los primeros episodios. Además, me resultaba tremendamente estruendosa. Pero me la estaba planteando mal. Gurren Lagann no se puede juzgar desde el raciocinio, para disfrutar de esta serie hay que apelar a las emociones, a lo que te dicen las entrañas mientras la estás viendo. De repente, todas las piezas comenzaron a encajar, y a medida que pasaban los episodios fue calando más y más.
Porque Gurren Lagann es épica pura. Una épica absurdamente exagerada llena de frases y poses hasta el extremo del ridículo pero apelando a los sentimientos más primarios y acompañadas por una banda sonora sensacional, de manera que al final, todo funciona. El mejor ejemplo de lo que representa la serie es Kamina, un personaje ruidoso, gritón, chulesco y que no para de decir chorradas o acometer cosas que claramente parecen empresas demasiado grandes para ser realizadas, poniéndose en riesgo a sí mismo y también arrastrando a los demás. Pero como él mismo dice y como luego se convierte en una máxima de la serie, a las cosas en esta vida "hay que echarle huevos". Y punto. Si tienes un problema por delante, lo afrontas, y si te cuesta, pues échale más ganas, lucha, pelea. Y al final vencerás.
Si nos empujan bajo tierra, taladraremos la tierra hasta ver el cielo; y si nos tapan el cielo, lo taladraremos para llegar hasta las estrellas, o hasta los confines del universo. Y si allí nos tiran un par de galaxias, pues las paramos y devolvemos el golpe. Si nos ataca un robot grande, nos fusionaremos y crearemos nosotros otro también grande y poderoso, y si nos ataca otro tan grande como la Luna, pues nosotros conseguiremos crear otro también. Los power-up son exagerados, pero resultan tremendamente épicos.
Porque es una serie tremendamente optimista y llena de esperanza, precisamente gracias a esto. A pesar de que vamos a estar sufriendo por unas razones u otras, hay que luchar, hay que apretar los dientes, pelear, y dar todo lo que uno tiene para cambiar las cosas.
Los robots, que cuentan con un diseño bastante original para lo que suele verse en este tipo de series, notan este sentimiento, hasta el punto de conseguir funcionar a toda potencia si verdaderamente crees que hay esperanza de ganar, o dejar de funcionar si el piloto cree que no hay nada que hacer. No es casualidad tampoco que los grandes enemigos de nuestros personajes quieran destruir a la humanidad arrasando sus esperanzas primero. Sin esperanza, sin la convicción de que algo se puede conseguir, la derrota está asegurada en cualquier ámbito de la vida.
Porque cuenta con buenos personajes, que se hacen querer desde el primer episodio. Desde el aparentemente taciturno Simon, la máquina de fanservice que puede ser Yoko, la previsiblemente cansina Nia o el histriónico y temerario Kamina, todos ellos aportan algo, empatizas con ellos y realmente quieres que las cosas les salgan bien. Y tampoco se corta en mostrar otra cara de los humanos, algo más ruín en ciertos momentos, pero el énfasis de esta serie está hacia el lado positivo de la humanidad, a enfatizar la amistad o el amor como motor.
Es una serie con un ritmo endiablado, que va siempre en aumento, y donde veremos evolucionar a estos personajes. Algunos dejarán paso, llegarán otros nuevos, pero la bandera de la brigada Gurren al final recoge a todos aquellas personas dispuestas a luchar por un cambio, por un mundo mejor. Es una serie que decididamente, merece la pena ver. Puede ser que os encontráis con que no os convence el juego que plantea, pero si sí os convence, si formáis parte del juego y entráis en esta montaña rusa de emociones, muy posiblemente disfrutaréis mucho con ella.
Síiii, me encanta TTGL, vivan los animes épicos!! =3
ResponderEliminarAmén a todo. Pero sobre todas las cosas, yo creo que lo más destacable es que es una serie como las de antes, una historia sencilla de aventuras, acción y humor con los tópicos de siempre pero muy bien llevada y realizada. Tiene fallos, sí, ¿y qué?, la serie es consciente de ello y se autoparodia constantemente.
ResponderEliminarA mi es el anime que más me gusta de la pasada década. Claro que de ese periodo sólo he visto 2 series y un OVA pero no creo que me esté perdiendo nada. Total, si ahora todas las series son de niñas de 16 años que aparentan 8 ó 9. Fuera, fuera.
Leticia
ResponderEliminarHacen falta más como este :D
Kururin
Totalmente de acuerdo contigo, tanto en la autoparodia que se hace en la serie, como en lo que ha convertido el anime en los últimos 10 años. Afortunadamente, parece que hay un rayo de esperanza, y últimamente están saliendo algunas cosas más interesantes, porque vaya racha...